La actividad agrícola de Tozzi Green confirma una identidad de empresa transmitida de generación en generación, que apunta a un crecimiento integrado y sostenible del territorio.
En línea con el legado familiar del Grupo, que arraiga en la cultura campesina, Tozzi Green ve en la agricultura de producción una herramienta indispensable para el desarrollo de los territorios donde actúa.
La estrategia de empresa parte de la convicción de que “un excedente de producción capaz de ir más allá de la subsistencia desencadena procesos industriales de transformación.”
Franco Tozzi
A partir de 2010, Tozzi Green ha desarrollado varios tipos de cultivos en Madagascar, en particular en la Región de Ihorombe, en la parte sur del país, en el Distrito de Ihosy (Municipios de Satrokala, Andiolava y Ambatolahy). Se trata de terrenos difíciles de cultivar, hasta el punto de que nunca han suscitado el interés de los operadores agro-industriales.
Consciente del papel que la agricultura tiene en el crecimiento y en el desarrollo sostenible a largo plazo, en la lucha contra la pobreza, en la seguridad alimentaria y nutricional, Tozzi Green a lo largo de los años, y tras numerosas experimentaciones, ha conseguido implantar distintos cultivos industriales (geranio, especias, eucalipto), al igual que maíz y soja destinados en un 100 % al mercado interno.
Desarrollando distintos tipos de cultivos adecuados a las características específicas de la región y mejorando las técnicas agronómicas que permiten una fertilización del suelo a través de la mejora de sus cualidades agrícolas, la actividad de Tozzi Green ha permitido recalificar más de 6731 hectáreas de terrenos degradados y marginales, sustraídos a la desertificación y transformados en suelo agrícola.
En la conducción de las actividades agrícolas en Madagascar, Tozzi Green siempre ha perseguido objetivos de protección de la biodiversidad aplicando técnicas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos, monitoreando constantemente el grado de biodiversidad del área. Por ejemplo, en colaboración con el Centro de la biodiversidad de Madagascar (MBC) se monitorizan las poblaciones de artrópodos (hormigas) como indicadores del nivel de biodiversidad.
“La reforestación no es solo una cuestión ambiental, es también una cuestión social y política. Al proteger el medio ambiente, nos protegemos a nosotros mismos y garantizamos un futuro sostenible para las generaciones futuras”
Wangari Maathai, premio Nobel de la paz
A finales de 2023, con el cambio climático que se está produciendo en Madagascar, en particular con el agravarse de las condiciones de sequedad, Tozzi Green, a través de su controlada JTF, ha reorientado sus inversiones hacia una actividad de reforestación que tiene por objeto mitigar los efectos del cambio climático, a través de la plantación de especies arbóreas perennes en las zonas gravemente afectadas. El objetivo es mantener las consistentes y numerosas inversiones técnicas y económicas que se han hecho necesarias en el curso de los años, garantizar la continuidad de los salarios a los muchos recursos humanos empleados y proponer un plan capaz de satisfacer las necesidades de todos los grupos de interés.
La actividad de repoblación forestal es reconocida universalmente por aportar fuertes beneficios ambientales al suelo, a la biodiversidad animal y vegetal. Dichos beneficios no se circunscriben a las parcelas reforestadas, sino que tienen su repercusión en la zona en que se encuadran, aportando mejoras también a las comunidades limítrofes.
Las áreas que el proyecto de reforestación cubre se distribuyen de modo discontinuo y se alternan con terrenos destinados a otros usos. En el caso específico de la región de Ihorombe, la reforestación tiene por objeto mitigar algunos problemas extremadamente críticos de la región, como la falta de agua, la escasa fertilidad del suelo y su erosión.
El proyecto prevé que unas 200 hectáreas de terreno (60 de las cuales ya realizadas) se destinen a la práctica de la agrosilvicultura. En sustancia, la sociedad realiza, corriendo con los gastos, áreas en que se plantan tanto árboles productivos (para leña/carbón o frutales), como cultivos de variedades alimentarias (maíz, mandioca, sorgo, etc.) en los espacios entre filas. En estas áreas, la comunidad local de referencia tiene el control total de la gestión y todos los productos recogidos le pertenecen.